La memoria es un componente clave del funcionamiento cerebral humano y tiene una influencia significativa en nuestra vida cotidiana. Es un proceso cognitivo que implica la captación, almacenamiento y recuperación de información, lo cual nos permite aprender, adaptarnos a nuevos entornos y situaciones, recordar experiencias pasadas y tomar decisiones en nuestro día a día.
La memoria està presente en todos los aspectos de la vida, desde las actividades más rutinarias hasta las más complejas, y tiene una especial importancia durante el proceso de aprendizaje. En disciplinas como la psicología y la neurociencia, la memoria se ha convertido en un campo de interés en la investigación y la innovación para comprender su funcionamiento y mejorar su eficiencia en el ámbito de la educación.
A lo largo de los años, varios estudios han abordado el concepto de memoria y su relación con la temporalidad, estableciendo tres niveles de memoria en función del tiempo durante el cual la información captada se mantiene.
En el ámbito de la psicología y la neurociencia, en la década de los años sesenta, el concepto de memoria de trabajo cobró relevancia. Se trata de un tipo de memoria relacionada con la memoria a corto plazo, que se caracteriza por su capacidad cognitiva para mantener información temporalmente mientras se manipula mentalmente para llevar a cabo tareas complejas. La memoria de trabajo es un sistema temporal de procesamiento de información que nos ayuda a cumplir actividades cognitivas como seguir instrucciones, resolver problemas o comprender textos mientras los leemos.
A diferencia de la memoria a corto plazo, la memoria de trabajo retiene y manipula la información relevante para conseguir objetivos específicos. Durante este proceso, la corteza prefrontal dorsolateral ejerce un papel crucial, puesto que permite analizar y sintetizar la información relevante para la toma de decisiones mientras se hace la tarea cognitiva.
El psicólogo Alan Baddeley estudió el funcionamiento de la memoria de trabajo para la cognición humana y su importancia en la realización de tareas complejas. Su estudio se centraba en como funcionaba la memoria de trabajo y qué factores intervenían. Según Baddeley, la memoria de trabajo se enmarca en el modelo de tres componentes, también conocido como el modelo Baddeley-Hitch:
En estudios posteriores, el profesor Nelson Cowan detalló que la memoria de trabajo no es una actividad cognitiva independiente, sino que requiere la activación de la memoria a largo plazo para mantener y procesar la información relevante captada temporalmente por la memoria de trabajo. Por ejemplo, es más sencillo recordar un número de teléfono cuando se nos dice en nuestro idioma nativo en comparación con un idioma extranjero que no dominamos tanto, puesto que la memoria de trabajo procesa la información utilizando datos almacenados a largo plazo - en este caso los números en un idioma con el cual estamos más familiarizados.
A raíz de esta observación, Baddeley propuso un cuarto componente de la memoria de trabajo: la memoria episódica temporal. Este componente se encarga de retener episodios o información multidimensional, es decir, la combinación de información visual y auditiva, o incluso olfativa y gustativa, activando la memoria a largo plazo.
Varios estudios han demostrado que los infantes con dificultades de aprendizaje presentan puntuaciones más bajas en tests de memoria de trabajo. Por este motivo, se considera que las dificultades de aprendizaje pueden afectar la capacidad de la persona para procesar, almacenar y recuperar información, incluyendo la memoria de trabajo.
Por ejemplo, los infantes con dislexia pueden tener dificultades para mantener información en mente mientras leen, puesto que el bucle fonológico está alterado, repercutiendo a la hora de recordar las palabras clave de un texto e, incluso, comprender lo que se ha leído. En el caso de los infantes con discalculia, hay una alteración en el cuaderno visoespacial y pueden tener dificultades a la hora de manipular la información numérica en mente, como también recordar los pasos de las operaciones matemáticas mientras se resuelven problemas. Los infantes con trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH) también pueden tener dificultades de memoria de trabajo, puesto que, debido a una alteración en el ejecutivo central, pueden tener limitaciones para mantener la atención en una tarea durante un tiempo suficiente para que la información sea transferida a la memoria, lo cual puede repercutir, por ejemplo, a la hora de seguir instrucciones.
Sin embargo, con la ayuda adecuada, como intervenciones educativas específicas o terapia cognitiva, las personas con dificultades de aprendizaje pueden mejorar su capacidad para utilizar la memoria de trabajo y otras habilidades cognitivas.
Gracias a la visión científica, se han detectado algunas prácticas aplicadas en el aula que pueden mejorar la memoria de trabajo en los infantes. Estas son algunas de las tareas y acciones que se pueden llevar a cabo:
Desde NeurekaLAB hemos elaborado el método validado científicamente NeurekaTEST, dirigido a profesionales del ámbito de la educación y diseñado para evaluar y detectar las dificultades de aprendizaje en diferentes ámbitos de conocimiento, a partir de varias actividades enfocadas a conocer las funciones básicas en el aprendizaje de los niños y niñas entre los 5 y 12 años:
Entre las diferentes funciones básicas a analizar, destacamos NeurekaMEM, la actividad que evalúa la memoria de trabajo de los infantes, ofreciendo dinámicas gamificadas, feedback inmediato e informes de resultados.
Evidencia científica:
Baddeley, Alan (2010). Working memory. Current Biology, 20(4). R136-R140. DOI: 10.1016/j.cub.2009.12.014.
Etchepareborda, Maximo Carlos; Abad-Mas, Luis (2005). Memoria de trabajo en los procesos básicos del aprendizaje. Revista de neurología, 40(1), 79-83. DOI: 10.33588/rn.40S01.2005078.
Swanson, H. Lee; Siegel, Linda (2011). Learning disabilities as a working memory deficit. Experimental Psychology, 49(1), 5-28.